domingo, 23 de octubre de 2005

24 horas después



La verdad es que nunca me ha interesado mucho si la copa la gana el madrid o el barça, si la fórmula 1 la gana Raikonnen o Schumacher, si las motos eran tan importantes o si en mi casa hay que ver todos los sábados frontón en directo, ni si Nadal gana el Masters Series u ocupa el puesto 143 de la clasificación mundial. Y es que a mi eso de los deportes nunca me ha llamado la atención. Pero es que ahora está de moda levantarse a las 7 de la mañana para ver correr a Fernando Alonso en el circuito de Indianapolis (sobre todo desde que sabemos que iba a ganar el mundial), o pegarse toda la tarde en el sofa viendo como suda Rafa Nadal sólo para asgurarnos de que ya lleva más partidos ganados que Federer, o que Pedrosa ha quedado segundo en la carrera de hoy. A todos nos gusta ver que alguien gana algo, y si además se supone que ese alguien nos pilla cerca (Asturias patria querida, Mallorca o cualquier rincón perdido de la península) pues podemos dejarnos la voz animando como el que más.

Lo que más me gusta de esta nueva afición al deporte nacional es que, desde que ganamos algo, animamos a nuestro favorito como si lo conociéramos de toda la vida. Ya nos resulta hasta familiar ver una carrera y gritar aquello de "Venga Nano, que tu puedes", como si lleváramos toda la vida hablando con el tal Fernando y le hubiéramos visto crecer. Hay que ver hasta donde llega la estulticia humana.

Y sin embargo, no dejamos de ser elitistas y selectivos a la hora de apoyar a uno u otro. Tenemos grandes deportistas de los que sólo nos acordamos cuando ganan algo; el resto del año los dejamos olvidados en el fondo de un cajón, a la espera de que vuelvan a darnos otra alegría en la próxima competición. Tal es el caso del gallego David Cal, medallista en las últimas olimpiadas y de quien nadie parece acordarse, excepto cuando el pobrecito aparece en nuestas pantallas de televisión anunciando un famoso paté. Y es que nuestro héroe nacional, nuestro medallista olímpico no ha encontrado un sponsor para la presente temporada. Pero claro, él no va a ganar una burrada de kilos a costa de contratos de imagen y campañas publiciatarias para firmas de sobra conocidas, así que no nos interesan sus entrenamientos, no vemos los previos de sus carreras ni nos levantamos a las 7 de la mañana para ver un resumen de sus últimos logros, ni le seguimos hasta los Emiratos Árabes a ver si es el primero en cruzar la linea de meta, remando con ganas y dejándosé, él si, la piel en el intento.
Si el Ademar se está jugando la copa, todos corremos a sentarnos delante de la tele para animar al equipo como si de auténticos forofos se tratara; si el Numancia Caja Duero de Volleyball se juega contra Almería la final de liga hasta lo retransmiten por la 2 y nos hacen creer que llevamos toda la temporada sufriendo con sus derrotas y saboreando cada triunfo; si Manolo Martínez va al campeonato mundial de atletismo, tenemos toda la tarde de carreras, saltos y lanzamientos que ese día nos apasionan y nos hacen preguntarnos cómo hemos podido sobrevivir sin ello hasta ese momento.
Y después ya está, se acabó. Se nos pasa la fiebre y seguimos como si tal cosa, hablando del partido de sanción que le han impuesto a Guti o de lo bien que juega ahora Zidane en un equipo extranjero ("seguro que ahora ese cabrón nos mete algún gol con la selección, pero cuando jugaba en el madrid...").

Ya va siendo hora de que dejemos de ser tan pijos y nos olvidemos de esa clase de entretenimiento común que viene a ser la estupidez del espectador.

http://el-mundo.es/jjoo/2004/htm/fichas/españoles/piraguismo/david_cal.html
http://www.formula1.telecinco.es
http://rfevb.com/numacia

sábado, 22 de octubre de 2005

Qué malo es esto de madrugar


Aunque ya no son horas, empezaré por decir "Buenos días!". Es que esto de tener que madrugar nunca se me ha dado bien (para mí las 10 de la mañana ha sido siempre la hora ideal para ponerse en marcha). Por desgracia, se lleva lo de levantarse tempranito para estar operativo desde horas intempestivas: a las 7.30 para ir al instituto; a las 8 para ir a clase los duros años de universitaria; a las 8 ahora para estudiar y poder sacar las oposiciones; a las 9 hoy para tunearme y llegar a clase con cara de persona y no de muerto viviente... Toda la .... vida madrugando.
¿Por qué no hacemos una cruzada para erradicar los despertadores? Más de uno me lo agradecerá.