jueves, 3 de agosto de 2006

Presunto homicida


Leo horrorizada en el pais (www.elpais.es) que ayer murieron a manos de sus maridos dos mujeres, una en Canarias y otra en Andalucía.

Lo triste no es que mueran, que lo es y mucho, sino que ya no nos sorprende, ni su muerte ni la brutalidad con que sus amantísimos esposos decidieron acabar con ellas.
Una con 172 puñaladas en su cuerpo mientras su hijo estaba en la calle; la otra junto a su sobrina de 4 años y dejando una nena de 2.

Y me resulta curioso que los "presuntos" homicidas encontraran más valiente suicidarse a continuación. "Presuntos" porque hasta que no se demuestre lo contrario, so ninocentes y hay que tratarlos con respeto y delicadeza; sí, la misma que ellos tuvieron para con sus mujeres; la misma delicadeza con que se entretuvieron en afilar la hoja de sus cuchillos en el cuerpo de sus esposas; el mismo respeto con que trataron a la madre de sus hijos mientras acababan con su vida. "Presuntos" porque no han confesado el crimen ni se han presentado pruebas que los inculpen. "Presuntos" porque hay que tener cuidado con lo que decimos, no vayamos a causarles un daño psicológico importante a ellos y a sus familias.

Yo, con su permiso, voy a denominarlos también "presuntos"; haciendo gala de mi don de lenguas me apropiaré de una palabra portuguesa muy adecuada a este contexto, pues presunto en portugués, significa CERDO. Así pues, me parece que denominarles "presuntos" homicidas, al fin y al cabo, no es tan descabellado.

miércoles, 2 de agosto de 2006

Óxido en los bolsillos

Se me ha oxidado el bolsillo.

No sé como ha sido, no sé cuándo pasó, pero esta mañana, al meter la mano en el bolsillo del pantalón me encontré una capa de herrumbre rugosa y dura.

Igual fue el cubito de hielo que me diste hace dos semanas, en aquella discoteca; y con el aire del mar se fue oxidando.
O igual fue el agua del río, cuando lo cruzamos para cazar mariposas con las manos.
No... creo que ha sido la lágrima que se me cayó anoche.
Ya sé que juré no volver a derramar ni una sola, pero es que...


Se me ha oxidado el lagrimal.

Tampoco sé cómo ocurrió ni a qué se debió, sólo sé que se me ha oxidado el lagrimal.

Y no veas cómo escuece intentar quitar la herrumbre para llorar. Las esquirlas se van comiendo el verde de mis ojos y ya parecen oxidados también, a fuerza de contagiarse del marrón anaranjado que se acerca.

Igual así dejo de llorar... porque duele intentarlo.

Se me ha oxidado también la mano derecha.
De tanto limpiar lágrimas oxidadas y sacar óxido de los bolsillos acabó por contagiarse.
De tanto escribirte mares de angustia acabó por tomar la tonalidad anaranjada de los clavos viejos.
De tanto recordar su paso por tu espalda mojada y echar de menos su tacto.
De tanto añorar risas y caricias.

Ahora sólo espero que se me oxide también el ventrículo izquierdo, ese que siempre me recuerda que la vida es sueño y que los sueños, sueños son.

Y mientras te sueño, no siento el frío ni su olor.

martes, 1 de agosto de 2006

Insurreción


¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité?
Nadie es mejor que nadie pero tu creíste vencer.
Si lloré ante tu puerta de nada sirvió.
Barras de bar, vertederos de amor...
Os enseñé mi trocito peor.
Retales de mi vida,fotos a contraluz.
Me siento hoy como un halcón
herido por las flechas de la incertidumbre.
Me corto el pelo una y otra vez.
Me quiero defender.
Dame mi alma y déjame en paz.
Quiero intentar no volver a caer.
Pequeñas tretas para continuar en la brecha.
Me siento hoy como un halcón
llamado a las filas de la insurrección
.