jueves, 12 de marzo de 2009

No pensaba que había pasado tanto tiempo desde la última vez, y ahora que lo veo, va casi un año que no riego ni abono mi rincón con alguna historia para no dormir.

Será que la vida va cambiando y poniendo a cada uno en un lugar determinado. Muchas cosas han pasado en estos 11 meses; me fui a Canadá (y volví), trabajé en un museo, en una academia... y desde diciembre hago 9 horas y media en una empresa en otra ciudad que no es la mía, lejos de los míos y de lo mío. Para compensar, me he agenciado un perro, un precioso labrador negro que me muerde los nudillos y se mea en las alfombras de mi piso de alquiler. Es una forma de llegar a casa y tener alguien con quien hablar; una forma de salir de casa todos los dias y no perderme en la rutina de trabajo-casa-casa-trabajo.

En fin, que no se diga que no escribo. A veces es incluso necesario hacerlo, otras, aunque no lo haga, lo pienso.