viernes, 15 de septiembre de 2006

Punto... y seguido?


Qué fácil es a veces poner punto final. Situaciones, amistades, proyectos, lugares... de un plumazo se pone punto final y empezamos a escribir la historia de nuestras vidas en un renglón aparte, en una hoja aparte, en un cuaderno nuevo que aún huele a papelería y cuyas hojas virginales ofrecen sus cuadrículas inmaculadas.
Ponemos punto final a lo que no nos gusta, no nos beneficia, no nos aporta nada...

Otras veces el punto final se convierte en punto y aparte. En un adiós pero hasta la vista. En nos vemos, en volveré pronto.

Mi primera coma dio lugar al punto y aparte el 28 de septiembre de 1998. Dejé mi León lindo y querido y aterricé en tierras celtíberas a orillas de Duero. La coma dio lugar al punto y coma; una especie de idas y venidas atravesando castilla en tren y autobus. Durante 7 años el punto y seguido fue León; las oraciones activas compuestas subordinadas y con atributos, Soria. El sujeto pasivo, por supuesto, yo. Y después de activas y pasivas, coordinadas y yuxtapuestas, subordinadas de tiempo, lugar y modo y relativas, complementos agentes y tiempos verbales simples y compuestos los puntos suspensivos. El punto y aparte se convirtió en punto y seguido; continuar donde los dejamos, reenganche con sujeto elíptico y antecedente. Versos libres alejandrinos y rima asonante A-B-B-A.

Y nuevamente dos puntos: coherencia y cohesión textuales en el párrafo, León rima con Soria en temperatura invernal y uno y otro son referente y antecedente, origen y destino intercambiable en el mismo tomo alfabético de la enciclopedia Larousse. Lo que empieza por L acaba por A y viceversa. Sin embargo esta nueva composición ya no tiene los componentes básicos de la trama; hay planteamiento, y desenlace, pero falta nudo o desarrollo. Puntos y comas, paréntesis y diéresis en agudas, llanas y esdrújulas pero el personaje principal se pierde en frases inconclusas sin circunstancial de compañía.

Dejé un párrafo inconcluso; con emoción y con final abierto. Y ahora el gran dilema: ¿sigo con la coma y la yuxtaposición o pongo un punto final tras la A de Soria?
En ocasiones así, en las que me pierdo en análisis sintácticos y comentarios de texto sin diccionarios, echo de menos la simplicidad de mi formación en ceros y unos.

(¿Algún informático me enseña a traducir?)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando tengas que poner un punto y final, no necesitarás ayuda para saber donde ponerlo... puntos y como, o puntos y seguido, incluso los punto y aparte, son continuaciones de lo mismo, temas parecidos, pero en el fondo... lo mismo... el punto y final es como pasar de página... o incluso a veces dejar una libreta a medio terminar y empezar otra libreta nueva... esas paginas en blanco pudo ser tu futuro... pero elegiste pasarte a otra libreta, para escribir otro futuro...

A veces da igual cómo escribas si te entienden... y sobre todo si tú te entiendes...

Un saludo

El Jose dijo...

Compañera bloguera, me temo que nadie puede a estas alturas aconsejarte sobre cómo escribir, que ya sabes un huevo. Mientras tengas claro el final, como decía Syd Field, siempre te saldrá una obra más redonda... aunque como siempre, los personajes no siempre acabarán yendo por donde tú quieres. O sí.