viernes, 15 de septiembre de 2006

Punto... y seguido?


Qué fácil es a veces poner punto final. Situaciones, amistades, proyectos, lugares... de un plumazo se pone punto final y empezamos a escribir la historia de nuestras vidas en un renglón aparte, en una hoja aparte, en un cuaderno nuevo que aún huele a papelería y cuyas hojas virginales ofrecen sus cuadrículas inmaculadas.
Ponemos punto final a lo que no nos gusta, no nos beneficia, no nos aporta nada...

Otras veces el punto final se convierte en punto y aparte. En un adiós pero hasta la vista. En nos vemos, en volveré pronto.

Mi primera coma dio lugar al punto y aparte el 28 de septiembre de 1998. Dejé mi León lindo y querido y aterricé en tierras celtíberas a orillas de Duero. La coma dio lugar al punto y coma; una especie de idas y venidas atravesando castilla en tren y autobus. Durante 7 años el punto y seguido fue León; las oraciones activas compuestas subordinadas y con atributos, Soria. El sujeto pasivo, por supuesto, yo. Y después de activas y pasivas, coordinadas y yuxtapuestas, subordinadas de tiempo, lugar y modo y relativas, complementos agentes y tiempos verbales simples y compuestos los puntos suspensivos. El punto y aparte se convirtió en punto y seguido; continuar donde los dejamos, reenganche con sujeto elíptico y antecedente. Versos libres alejandrinos y rima asonante A-B-B-A.

Y nuevamente dos puntos: coherencia y cohesión textuales en el párrafo, León rima con Soria en temperatura invernal y uno y otro son referente y antecedente, origen y destino intercambiable en el mismo tomo alfabético de la enciclopedia Larousse. Lo que empieza por L acaba por A y viceversa. Sin embargo esta nueva composición ya no tiene los componentes básicos de la trama; hay planteamiento, y desenlace, pero falta nudo o desarrollo. Puntos y comas, paréntesis y diéresis en agudas, llanas y esdrújulas pero el personaje principal se pierde en frases inconclusas sin circunstancial de compañía.

Dejé un párrafo inconcluso; con emoción y con final abierto. Y ahora el gran dilema: ¿sigo con la coma y la yuxtaposición o pongo un punto final tras la A de Soria?
En ocasiones así, en las que me pierdo en análisis sintácticos y comentarios de texto sin diccionarios, echo de menos la simplicidad de mi formación en ceros y unos.

(¿Algún informático me enseña a traducir?)

miércoles, 13 de septiembre de 2006

¿Y si...


¿Y si de pronto un día un Ángel apareciera en tu vida?
¿Y si de pronto ese Ángel te cambiara la sonrisa?
¿Y si el Ángel estuviera aquí para invitarte a dar un paseo por las nubes?
¿Y si pudieras despegar los pies del suelo?

¿Opondrías cierta resistencia?
¿O por el contrario cerrarías los ojos entregándote a la brisa de su aletear?
¿Tomarías su mano a ciegas?
¿O te lo pensarías un poco?

¿Y si al rozar su mano se te erizase el vello?
¿Y si te recorriese un escalofrío cada vez que se apareciera ante ti?
¿Y si mirar sus ojos te transportara a mundos lejanos?
¿Y si su sonrisa fuera capaz de borrar de un plumazo todos los nubarrones?

¿Te lanzarías al abismo?

Llueve sobre mojado


Llueve sobre mojado
Hay una lágrima en el fondo del río
de los desesperados,
Adán y Eva no se adaptan al frío
llueve sobre mojado.
Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
ya no sabe a pecado,
bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
llueve sobre mojado.

Al asesino de la cola del cine
El Padrino Dos le ha decepcionado,
Los violadores huyen de los jardines,
Llueve sobre mojado.
Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
sueños equivocados,
Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
llueve sobre mojado.

Y, después de llover,
Un relámpago va
deshaciendo la oscuridad
con besos, que antes de nacer,
morirán.

Ayer Julieta denunciaba a Romeo,
Por malos tratos, en el juzgado,
cuando se acuestan la razón y el deseo
llueve sobre mojado.

Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
cosas de enamorados,
bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
llueve sobre mojado.

La última guerra fue con mando a distancia,
el dormitorio era un vagón de soldados
por más que llueva y valga la redundancia,
llueve sobre mojado.
Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
uno y uno son demasiados,
bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
llueve sobre mojado.

Y, al final, sale un sol
incapaz de curar
las heridas de la ciudad,
Y se acostumbra el corazón
a olvidar.
Dormir contigo es estar solo dos veces,
es la soledad al cuadrado,
todos los sábados son martes y trece,
todo el año llueve sobre mojado.
Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
cada cual por su lado,
bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
llueve sobre mojado.

Y... colorín colorado,
este cuento se ha terminado.

martes, 12 de septiembre de 2006

Volver a empezar

La vida se compone de retales y esbozos que, como todo, tienen un principio y un fin. Son etapas que se van quemando, quedando atrás para dejar paso a las nuevas, a nuevos ciclos, a nuevos acontecimientos, a nuevas formas de enfrentarse a ellos.

En la mitología griega, el CAOS era la sustancia primordial de la que nació el universo. La teoría del caos afirma que todo movimiento desencadena una serie de acontecimientos: "Un ejemplo de tal sensibilidad es el así llamado efecto mariposa, donde el aleteo de las alas de una mariposa se supone que crea delicados cambios en la atmósfera, los cuales durante el curso del tiempo se modifican hasta hacer que ocurra algo tan dramático como un tornado. La mariposa aleteando sus alas representa un pequeño cambio en las condiciones iniciales del sistema, el cual causa una cadena de eventos que lleva a fenómenos a gran escala como tornados. Si la mariposa no hubiera agitado sus alas, la trayectoria del sistema hubiera podido ser muy distinta."

Algo semejante es lo que ocurre cuando te vas de casa y decides regresar al cabo de un tiempo. El efecto mariposa se manifiesta de inmediato. La mariposa es el hecho de haberte ido de casa; el primer mes todo sigue igual, pero sin tí; el segundo mes tu madre empieza a hacer pequeños cambios en tu "espacio vital" (tu habitación) porque ya no la usas a menudo; el tercer mes en tu habitación se abre, por primera vez, la tabla de la plancha. Cuando vuelves a casa en navidades te das cuenta de que hay algo que no encaja, algo que sabes que no debería estar ahí y sin embargo está. Además empiezas a buscar tus cosas en los lugares donde antes estaban y te das cuenta de que el cajón de los calcetines ahora alberga toallas (primera incongruencia); las perchas donde colgaste el abrigo ahora muestran el vestido de la boda de la prima Emilia y un chambergo con olor a antipolillas que lucía tu padre cuando los beattles arrasaban en las pistas de baile (segunda incongruencia); pero al fin y al cabo te das cuenta de que sólo vas a estar en casa dos semanas, asi que no le das mucha importancia.

Llega semana santa y al llegar a casa ves que tu cama es ahora un "sofá de la siesta", tu escritorio se ha convertido en la mesa de dibujo de tu hermano y tus cosas han sido relegadas "al tercer cajón del armario".
-Bah- piensas, - total, en una semana me voy...

Junio, fin de curso, exámenes y vuelta a casa. Llegas cargada de maletas con unas ganas terribles de volver a ocupar tu habitación y... ¿qué te encuentras? Que tu habitación es un zafarrancho de combate! Menos lo que tú dejaste allí hay de casi todo; al irte dejabas (muy ordenado, por supuesto) una cama, el escritorio, la silla, el ordenador, libros y apuntes pasados, CDs que no te llevaste porque ya no cabían en la maleta, ropa estratégicamente doblada en el armario y el pijama debajo de la almohada, un compartimento en el armario del baño con todos tus potingues, la servilleta echa un nudo en el cajón de la mesa de la cocina y fotos de amigos/as , novios/as, conocidos pegados en la pared. Ahora la miras y no la reconoces: la pared sigue siendo del mismo color (es lo único que sigue como lo recuerdas), pero las fotos han sido tapadas por calendarios y posters varios; la cama ha dado media vuelta y ahora ocupa un espacio mínimo pegada a la pared, que así sirve de sofá (¿para qué?); el escritorio está "excesivamente ordenado", los cajones ya no tienen cuadernos, tijeras, bolis de colores, el taco de post-it, la grapadora y la agenda (por cierto... dónde está mi agenda?), la silla se ha reproducido por esporas y ahora tiene carnet de familia numerosa (hasta 4 sillas llegas a contar), la tabla de la plancha se ha hecho fuerte en un rincón y amenaza con atrincherarse; el armario es un colorido muestrario de toallas, sábanas, manteles, abrigos con solera, tus libros ya no están ahí, hay una fila extra por delante con las nuevas adquisiciones familiares; las pertenencias que dejaste en el baño se camuflan (acojonadas las pobres) entre cepillos para los zapatos y el paquete de papel higiénico; y por supuesto, tratar de buscar tu servilleta en la cocina es casi un trabajo hercúleo.

Pues bien, añádase a este cóctel una ausencia permanente de 8 años y ¿qué obtendremos?

Que llegas a casa y lo primero que te dice tu madre es: Niña, no me desordenes la habitación que la tengo muy colocadita y limpia. Así que, armándote de valor, empuñas la maleta y avanzas por el pasillo con temblores en las rodillas y la boca seca. Empiezas a pensar "la reconoceré? me reconocerá ella a mi?". Llegó el momento, final del pasillo, la puerta está abierta, invitándote a entrar, huele a limpio y a escoba de madre, respira hondo, gira la cabeza a la izquierda con miedo, atrévete a dar el primer paso... ya estás dentro, todo parece normal, más o menos, bien, no ha sido tan duro. Abres la maleta para sacar las camisas y todo lo que se puede arrugar y al abrir la puerta del armario... tu gozo en un pozo: está invadido. Buscas soluciones alternativas (requisar perchas adicionales en el armario de tu hermano y hacerles un hueco en el tuyo, con miedo por si se revelan los abrigos de tu madre y linchan a tus pobres faldas) y la primera fase concluye con OK en el frente. Segunda fase: abrir los cajones para meter los vaqueros. Retirada obligada; está todo lleno, no cabrían ni los tangas, así que desistes, segundo cajón: lo mismo, ni sacando la mitad te cabría algo; tercer intento, tercer cajón: muerte por KO. Optas por volver a meter los vaqueros en la maleta y la camuflas bajo la tabla de la plancha. Ponte cómoda y a charlar con la mama. ¿Y mis zapatillas? Mama... ¿y mis zapatillas? Ah, sí, hija! están en la terraza, como las lavé en navidades y no las volviste a usar...

Pero lo mejor no es eso, sino cuando tu madre, al poco de llegar, se asoma a lo que era tu habitación y con una mano en alto y los ojos en blanco te dice: "Niña! Pero ya estás dejando mierda por el medio? Haz el favor de sacar las cosas de la maleta y guardarla!" Vale, mami, pero... dónde???? "Si es que eres tan desordenada... no se puede colocar nada en esta habitación porque en cuanto llegas ya lo tienes todo por ahi desparramado!" Mamá... no puedo sacarlo porque no tengo sitio donde guardarlo... "Siempre poniendo pegas, desde luego hija, te vale cualquier excusa. Más te vale que vayas espabilando porque cuando tengas tu casa, como sigas así de caótica, no vas a encontrar nada"...

Gráfico, ¿verdad? Pues no me he inventado nada. La historia de mi vida ha sido así una vez al año desde 1998. Llegó el 2005 y con todas mis maletas me presenté otra vez en León, conseguí hacerme mi sitio en mi habitación y cuando ya había logrado que mi padre no fume dentro me toca irme otra vez. La buena noticia es que dentro de 2 semanas vuelvo a reconquistar mi territorio, y para prevenir disgustos he ido dejando cada vez más cosas en casa, solo para que mi madre se vaya haciend a la idea de que mi cuarto es demasiado pequeño para albergarnos a la tabla de la plancha y a mi, una de las dos tendrá que batirse en retirada...

Por el estado de mi cuenta bancaria espero que sea la plancha.

martes, 5 de septiembre de 2006

Oda a los viejos amigos



Hace años todos los veranos pasaba un mes en una playita de la costa pontevedresa. Allí conocí a ciertos muchachillos imberbes por entonces que se han convertido hoy en hombres de pelo en pecho (y mierda en las rodillas), aunque he de reconocer que el tiempo ha pasado por todos.

De todos ellos, al único que sigo aburriendo casi a diario con mis historias es mi incondicional Diego (Keko para los amigos, al menos por entonces), poco amigo de palabras pero buen compañero de camino a lo largo de estos escasos 13 años; que nunca olvidó un cumpleaños y siempre firmó una postal navideña que guardo con cariño quizás en recuerdo de aquellos buenos viejos tiempos.

Quiso el destino que nos volviéramos a reunir, 13 años después, en Ponferrada; sirvió de intercesor el Maestro Sabina, al que ambos admiramos; y como garantía un par de entradas sin las que sería imposible presenciar la azaña. Y quiso el tiempo pasado que las arrugas no nos castigaran demasiado y las canas perdonasen nuestras cabelleras, más corta la suya, más rubia la mía. Más altos, más "hombres", más viejos, igual de pobres, pero con mil anécdotas por recordar y la promesa de un nuevo encuentro. Eso sí: ¡esta vez que no pasen otros 13!

domingo, 3 de septiembre de 2006

¿Quién coño me ha robado el mes de abril?


A las 22.40 saltó al ruedo el Maestro;
casi taurino en la noche ponferradina
para deleitar a propios
y ajenos con sus rimas.

Sus músicos no mercenarios
alentaron al maestro sobre el escenario,
y abajo en el gallinero, una marea
de bombines negros coreaba y saltaba
al son de su garganta aguardentosa y castigada.

Recordó Sabina sus tiempos de Mandrágora,
cuando acompañado de los otros dos mosqueteros
pasó noches de cante jondo en algún garito templario,
antes de que sus canciones fueran tan suyas,
números rojos arrabaleros.

Llegó y convenció el de Baeza,
y nos sobraron los motivos
para lanzar al republicano una colección
variada y multicolor de ropa interior
que prometió entregar a una ONG
de Tetas Sin Pezón.

No faltaron rumbas, ni color,
hasta una sotana eligió
como atuendo el señor Pancho,
hermano y cofrade mayor .

Amenazó con irse por peteneras
sin despedirse de los parroquianos
y no le perdonaron al pirata cojo
semejante ordinariez, cantando
a la bandera que exhibía tres colores
morado, amarillo y rojo.

¡Joaquín Sabina
así no se termina!
coreaba la multitud;
"Antes de que me despidáis a zapatazos
nos quedamos aqui otro rato"

La princesa de la boca de fresa
sirvió de cuasi despedida
mientras el maestro acalaraba la voz
con cubatas y rock'n roll.

En capilla estaban los artistas
antes de torear en las Ventas
y así lo hizo saber en las dos horas y media
que duró su recital en la calle melancolía.

Su ruido tan huérfano de padre
taladró nuestro corazón podrido de latir
y resumiendo se fue...
¡así estoy yo sin tí!

Que no le falte tabaco negro al Maestro,
que le siga temblando la voz,
que perdonen él y sus fans mi osadía
tratando de emular sus versos
pero yo sí puedo decir
que esta boca es mía.

jueves, 3 de agosto de 2006

Presunto homicida


Leo horrorizada en el pais (www.elpais.es) que ayer murieron a manos de sus maridos dos mujeres, una en Canarias y otra en Andalucía.

Lo triste no es que mueran, que lo es y mucho, sino que ya no nos sorprende, ni su muerte ni la brutalidad con que sus amantísimos esposos decidieron acabar con ellas.
Una con 172 puñaladas en su cuerpo mientras su hijo estaba en la calle; la otra junto a su sobrina de 4 años y dejando una nena de 2.

Y me resulta curioso que los "presuntos" homicidas encontraran más valiente suicidarse a continuación. "Presuntos" porque hasta que no se demuestre lo contrario, so ninocentes y hay que tratarlos con respeto y delicadeza; sí, la misma que ellos tuvieron para con sus mujeres; la misma delicadeza con que se entretuvieron en afilar la hoja de sus cuchillos en el cuerpo de sus esposas; el mismo respeto con que trataron a la madre de sus hijos mientras acababan con su vida. "Presuntos" porque no han confesado el crimen ni se han presentado pruebas que los inculpen. "Presuntos" porque hay que tener cuidado con lo que decimos, no vayamos a causarles un daño psicológico importante a ellos y a sus familias.

Yo, con su permiso, voy a denominarlos también "presuntos"; haciendo gala de mi don de lenguas me apropiaré de una palabra portuguesa muy adecuada a este contexto, pues presunto en portugués, significa CERDO. Así pues, me parece que denominarles "presuntos" homicidas, al fin y al cabo, no es tan descabellado.

miércoles, 2 de agosto de 2006

Óxido en los bolsillos

Se me ha oxidado el bolsillo.

No sé como ha sido, no sé cuándo pasó, pero esta mañana, al meter la mano en el bolsillo del pantalón me encontré una capa de herrumbre rugosa y dura.

Igual fue el cubito de hielo que me diste hace dos semanas, en aquella discoteca; y con el aire del mar se fue oxidando.
O igual fue el agua del río, cuando lo cruzamos para cazar mariposas con las manos.
No... creo que ha sido la lágrima que se me cayó anoche.
Ya sé que juré no volver a derramar ni una sola, pero es que...


Se me ha oxidado el lagrimal.

Tampoco sé cómo ocurrió ni a qué se debió, sólo sé que se me ha oxidado el lagrimal.

Y no veas cómo escuece intentar quitar la herrumbre para llorar. Las esquirlas se van comiendo el verde de mis ojos y ya parecen oxidados también, a fuerza de contagiarse del marrón anaranjado que se acerca.

Igual así dejo de llorar... porque duele intentarlo.

Se me ha oxidado también la mano derecha.
De tanto limpiar lágrimas oxidadas y sacar óxido de los bolsillos acabó por contagiarse.
De tanto escribirte mares de angustia acabó por tomar la tonalidad anaranjada de los clavos viejos.
De tanto recordar su paso por tu espalda mojada y echar de menos su tacto.
De tanto añorar risas y caricias.

Ahora sólo espero que se me oxide también el ventrículo izquierdo, ese que siempre me recuerda que la vida es sueño y que los sueños, sueños son.

Y mientras te sueño, no siento el frío ni su olor.

martes, 1 de agosto de 2006

Insurreción


¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité?
Nadie es mejor que nadie pero tu creíste vencer.
Si lloré ante tu puerta de nada sirvió.
Barras de bar, vertederos de amor...
Os enseñé mi trocito peor.
Retales de mi vida,fotos a contraluz.
Me siento hoy como un halcón
herido por las flechas de la incertidumbre.
Me corto el pelo una y otra vez.
Me quiero defender.
Dame mi alma y déjame en paz.
Quiero intentar no volver a caer.
Pequeñas tretas para continuar en la brecha.
Me siento hoy como un halcón
llamado a las filas de la insurrección
.

lunes, 31 de julio de 2006

Un día de estos...


Un día de estos...
...decidiré si el café me gusta más con leche o solo; si el azúcar sabe mejor que la sacarina; si el rojo es mi color favorito.
Un día de estos...
...sabré si soy amiga o enemiga; si vengo o si voy; si subo (como los gallegos) o si bajo.

Un día de estos...
...regaré las plantas...
...compraré el periódico...
...iré al mercado...
...bajaré la basura...
...limpiaré los cristales...

Un día de estos...
...me pararé a pensar...
...escribiré un libro...
...plantaré un árbol...
...tendré un hijo...

Un día de estos...

jueves, 15 de junio de 2006

Aprendí y decidí


Aprendí y Decidí...
Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar...
Decidí no esperar a las oportunidades, sino yo mismo buscarlas.
Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución.
Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis.
Decidí ver cada noche como un misterio a resolver.
Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de serfeliz.
Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades.
Y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos.
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar...
Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui.
Me dejó de importar quién ganara o perdiera...
Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima...
Sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo".
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento...
"El amor es una filosofía de vida".
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasadosy empecé a ser mi propia tenue luz de este presente...
Aprendí que de nada sirve ser luz sino vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas...
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.
Desde aquel día ya no duermo para descansar...
Ahora simplemente duermo para soñar...

Walt Disney

Minutos de relax con café


Nada como una bonita imagen para dejar volar la imaginación y desconectar durante unos minutos del ruido del tráfico, los papeles de encima de la mesa o los tonos del teléfono.

martes, 30 de mayo de 2006


Las sábanas se le pegaban al cuerpo; había sido una noche muy calurosa. Abrió los ojos y luchó contra la claridad que se colaba por las rendijas de la persiana. ¿Qué hora sería? Buscó a tientas el despertador; las agujas marcaban las 6:53. Aún tenía media hora. Se dió media vuelta y se deshizo de la sábana. En aquel lado de la cama aún se notaba fresco. Acurrucó la cabeza en la almohada y cerró los ojos. A su mente acudió el recuerdo de una noche donde se mezclaban olores y sabores de amargo regusto. Las malditas sábanas rezumaban sudor y todo su cuerpo parecía preso de un recubrimiento acuoso y salado. La cabeza le daba vueltas. Volvió a abrir los ojos; el despertador marcaba las 6:59. Se incorporó. Observó la foto que colgaba de la pared y sonrió. De su derecha llegaba el sonido de una respiración lenta y profunda. Se preguntó qué hacía aún allí y le clavó la mirada en la nuca. Decidió levantarse. Antes de ir a la ducha pasó por la cocina; abrió el grifo y dejó correr el agua, necesitaba aclarar un poco la garganta y de paso las ideas. De la habitación llegó un gemido y sonrió sin saber muy bien porqué. Ya en el baño, mientras la ducha escupía su lluvia sanadora se miró en el espejo. Ya no era joven, pero su cuerpo aún resultaba apetecible; y los pliegues que adornaban su cara le conferían un aire de madurez prematura. La vida a veces jugaba malas pasadas y cada una de ellas estaba marcada en su rostro, unas alrededor de los ojos, otras en la comisura de los labios, las menos en la frente... Descubrió una cana. Dos. Tres. Mejor no sigo buscando, se dijo. Bajo la ducha dejó que el agua arrastrara sudor, lágrimas y penas. Con la mente en blanco apoyó las manos en la pared y miró el desagüe. Le pareció ver que por él se colaban agua, miedos y parte de su vida; creyó intuir entre el caudal las palabras que le habían faltado la noche anterior y un acto reflejo le obligó a inclinarse para recogerlas. Si pudiera volver atrás unas horas... si pudiera volver atrás... La toalla se ciñó a su cuerpo casi como por arte de magia; se dió cuenta de que volvía a actuar de forma mecánica. Volvió a la habitación, se sentó al borde de la cama y se dejó caer sobre el bulto que había a su lado. Olía a noche, a boca seca, a "déjame dormir un rato más", olía a "¿qué hora es?".

- Buenos días- le dijo.
Un gruñido fue la única respuesta. Luego se acomodó bajo la sábana y colocó la almohada sobre su cabeza.

-Demasiada luz, ¿verdad?
Otro gruñido.

Se acercó al armario y se dedidió por unos pantalones negros de pinzas y una camiseta roja. Luego subió la persiana, retiró la sábana que cubría al bulto de la cama, se quedó en pie con los brazos cruzados frente a la cama y sin mirar a ningún punto más que el infinito dijo "Se acabó".
Los 78 kilos que ocupaban su cama se giraron y sus ojos se encontraron. "¿Se acabó?" En su cara el reflejo de la incredulidad iba mutando en desconsuelo.

- Se acabó- repitió. - No lo soporto más. Se acabó. No, no protestes; mañana mismo nos volvemos a casa.

lunes, 29 de mayo de 2006


Ahora resulta que me llueven los trabajos. Ya me decían que cuando te llaman de un sitio, al dia siguiente tienes otras 14 ofertas de trabajo, pero no me lo quería creer. Y ahora no me ha quedado más remedio que creermelo.
Aún no acabo con el libro y me dan la beca de la FUNGE para trabajar, y en cuanto me la dan y empiezo me llaman de la Escuela de Turismo de León para dar clases de inglés el próximo curso. ¿Alguien me ve a mi de profesora universitaria enfrentándome a una clase de 35 fieras de 18 añitos, niños de papá, enseñando inglés? Pues ya podéis empezar a verme así y a tratarme de usted, que esto es un grado. No todo el mundo llega a profesor universitario, y aquí una servidora, sin comerlo ni beberlo, se ve de pronto formando parte de ese cuerpo al que durante 7 años me he dedicado a despellejar y criticar; a ese cuerpo al que he aburrido con tutorías inservibles para hacer la pelota y así ganar el favor; ese cuerpo cuyos antepasados difuntos deben estar aún revolviéndose en sus tumbas de todo cuanto me acordé de ellos tras consultar listas de calificaciones; ese cuerpo del que solemos decir que viven como dios... Pues ahora yo soy de esa élite, así que ojito con acordarse de mi madre si no es para bien!

Aún no sé si seré capaz de domesticar a los niños bien de León, pero por intentarlo que no quede. Por cierto, se admiten sugerencias para salir viva de ahí.

viernes, 26 de mayo de 2006

Mulder y Scully

Desde que curro en Soria y tengo un compañero de despacho que haría las delicias de miles de niñas, no tengo tiempo para aburrirme. Y es que nos dedicamos, entre otras cosas claro, a desayunar durante una hora, a meternos puñaladas el uno al otro y sobre todo a reirnos mucho. La última fue por las fotos de más abajo; quien tenga ojos para ver... que no diga ná.


No me digáis que no me doy un aire a la Scully... Claro, que lo mejor fue verme como cheerleader, desde luego, me sienta bien la ropa deportiva, creo que definitivamente voy a renovar mi fondo de armario.

martes, 2 de mayo de 2006

Curro y Manuela



Por si alguien aún no lo sabe, soy traductora. Dudo mucho que a estas alturas quede alguien sin saberlo, pero por si acaso os refresco la memoria: SOY TRADUCTORA. Y desde noviembre traduzco un libro titulado "The Scientific Conquest of Death", a vr si acabamos de una vez y podéis correr a comprarlo para darme algo de beneficio, porque si no... me parece a mi que no voy a sacar ni para pipas, pero bueno, ese es otro cantar.

Resulta que traduzco, inocente de mi, algo que por suerte o por desgracia no está demasiado implantado en el mercado hispanoparlante: la criónica. O sea, el arte de congelar cuerpos para resucitarlos (reanimarlos en realidad) cuando la ciencia y la tecnología encuentren la cura para el mal de que murieron. Y lejos de lo que pudiera parecer, no es tan fácil. No lo es porque hay infinidad de términos y matices que no acaban de cuadrar y a los que hay que dar miles de vueltas hasta encajarlos en su sitio. Pero claro, si partimos de la base de que esos cuerpos no se congelan sino que se "criopreservan", ya nos podemos hacer a la idea de lo simple que es el tema.

Por eso no dejó de hacerme gracia lo que ví hace unos días en el telediario (o igual no era en el telediario, no se); resulta que un pobre hombre tenía varios perros que recoge de la calle y cuida y alimenta. Y resulta que los vecinos no debían estar demasiado contentos con esto, porque de pronto un día aparecieron muertos dos de sus perritos; Curro y Manuela. Y con esto, el buen hombre se dedide a meterlos en sendas bolsas de plástico y al congelador; sí, al congelador, como quien mete un hueso de ternera y un trozo de morcillo para el cocido. Y todo con la esperanza de que cuando prospere el juicio puedan sacar muestras de sangre de sus perros para demostrar que fueron envenenados.

Qué listo el buen hombre, que entendió que la forma de conservarlos era congelarlos (lo que
venimos llamando "sapiencia popular"). Y yo, que me vuelvo loca con el libro de los congelaos (o sea, el de la criónica) voy a tener que ir a entrevistarme con este señor para que me cuente los secretos.

En fin, que voy a seguir con los crionizaos, a ver si solo de pensar en el frio que tiene que hacer en esas cápsulas me refresco, que este calor no puede ser bueno para nada. Por cierto, que no me entere yo de que no compráis el libro en español, que como no se vendan como mínimo un millón de ejemplares puede correr la sangre por aquí...!

viernes, 28 de abril de 2006

De Misses y otra fauna

Bien sabe dios que apenas veo la tele, pero hay cosas que son de obligada asistencia, véase: cualquier partido que pierda el Real Madrid y lo de las misses. Lo de los partidos, no por nada en especial, simplemente por ver como los merengues esos pierden; la verdad es que prefiero ver un partido de volley o incluso natación (hasta paso por ver los octavos de final de la liguilla de ascenso a tercera regional de Coca-cola, pero frontón no, por favor) pero si el madrid pierde... no me lo pierdo. Y si puede ser en un bar de parroquia madridista, mejor aún.
Pero lo de las misses... ahí si que no me despego de la tele, no es negociable. Tengo que verlas a todas y sacarles pegas a las pobres chicas. Bueno, y ahora que Telecinco ha decidido televisar también lo de los misters... uffff, con más razón aún, aunque sean feos como pegarle a un padre con un calcetín sudao, pero eso de que salga "...Mister León..." y decir "otiaaaaaaaaaa, que lo conozco!!", o lo que es peor "...Mister Soria..." y pensar "madreeee, que este canso me estuvo dando la vara hace unos meses en el Cadillac... ahora me voy al salsa rosa a contarlo y me monto en el dolar". Pero bueno, que al día siguiente yo ya no me acuerdo de quién es el guapo oficial de España ni la mona monísima de turno, porque no acostumbro a retener información no relevante en mi cabeza.

Pero aunque no quieras, abres el periódico del dia siguiente y te encuentras de morros con ellos. Bueno, al día siguiente y durante tres meses! Y por si fuera poco, los del tomate se ensañan y hacen un concurso paralelo: Miss FEA. Flipa, miss FEA! Pero bueno, ¿sabrán lo que dicen? Decir que la de Ceuta es fea es casi un delito, con lo mona que es esa niña! Y encima es una cachonda y se lo toma con guasa! Hace no muchos días vi en una revista que comparaban a la ganadora con mis Ceuta, y a la pobre la ponían a escurrir (que si tiene celulitis, que si tiene mucho pecho, que si esa tripita hay que rebajarla, que si la nariz es muy respingona, que si las mechas rubias son muy agresivas, que si los tobillos no son perfectos, que si... ufff, mareee). Vale que descataba entre las demás, vale que a lo mejor sus tobillos no son perfectos, vale que quizás de morena estaría más guapa, pero joer, fea fea no es!

Lo que más me llamó la atención no fue que la coronaran fea oficial, sino las razones por las que
lo hicieron. Dicen que tiene el pecho grande (95), que la tripita hay que cuidarsela un poco (talla 40), que las caderas son demasiado anchas (repito, talla 40)... o sea, que es fea porque ¡¡¡está gorda!!! Si es que a eso le podemos llamar gorda, claro. La chica está en su punto, tiene curvas y es una belleza mediterránea, pero gorda.... eso si que no. Que digan que una persona con una talla 50 está gorda, pase; pero que me digan que esa niña está gorda... está como tiene que estar.

Hace nada nos echábamos las manos a la cabeza porque había saltado un escándalo, eso de que las modelos estaban anoréxicas y todas esas cosas, y ahora resulta que se presenta una chica que no gasta una talla 34 y ya está gorda. Que baje dios y lo vea, porque yo no lo entiendo.

¿Qué pasa, que por no llevar una 36 no puedes ser guapa? ¿Está reñido acaso? ¿Que si gastas más de la 40 ya no pueden mirarte a la cara porque das asco, y por tanto ya no eres guapa, aunque tengas unas facciones bonitas, unos rasgos proporcioandos y unos ojos de escándalo junto con unos labios que levantarían a un muerto? No lo entiendo.

Vamos a seguir diciendo que esta chica con cuerpo está gorda y luego nos quejaremos de que las niñas de 14 años hacen régimen porque ya pesan 45 kilos, eso es.

viernes, 21 de abril de 2006

Fe de erratas

Tengo que regalar los oidos, o más bien los ojos, a cierta persona que se ha dado por muy aludida con cierto post de los aquí presentes. El post es "Quien da la vez", la persona... pues si no me has amenazado con darme mi merecido por este post puedes destar tranquilo, que no eres tú. Pero si me amenazas cada dos días con una paliza por lo que digo... va a ser que eres tú, no?

Vamos, que una escribe lo que le da la gana porque es "asín" y resulta que nunca llueve a gusto de todos. Si doy caña porque me paso y soy demasiado cañera; si no la doy porque he perdido reprís y ya no gusta, pero el caso es que siempre hay alguien que tiene que protestar. Pero bueno, hoy me he prometido a mí misma (y al implicado, claro) que voy a ser buena y me voy a comportar como lo que no soy, o sea, como una señorita bien.

Antes de empezar debería hacer una lista con todas las cosas que NO PUEDO decir y con aquellas que DEBO decir; es decir: NO PUEDO decir que mi trabajo es una mierda (porque no lo es, eso que que quede bien clarito, que no lo es!); DEBO decir que mi trabajo es el mejor del mundo mundial porque tengo un jefe que es la bomba y que además de valorarme por mis cualidades profesionales me aprecia como persona...

Ufff, me parece que lo estoy arreglando. A ver, segundo intento: NO PUEDO decir que no estoy contenta con mi trabajo (que sí que lo estoy, quede claro también); DEBO decir que el ambiente es muy bueno y sano, que no hay presiones por parte del superior...

Ná, que hoy no tengo el día, ya ve usted!

El caso es que desde que mi socio (que no jefe, sino SOCIO, palabras suyas no mías!) vió lo bien que hablo del estado nacional del empleo me la tiene jurada, y aún no sé por qué... ¿tendrá algo que ver el hecho de que hable de "curro de mierda" o de "sueldos de mierda"? Pero socio, ¡si yo hablo en general! Con lo majo y resalao que tu eres, ¿cómo me voy a meter contigo? Encima de que me das trabajito rico... vamos, tonta tendría que ser para hacerlo, no te parece?

Bueno, a lo que voy, que me pierdo! Que hoy tengo que hacerle muy mucho la pelota a mi SOCIO (que no jefe, repito, no jefe!) para que se le pase el cabreo. Y yo me pregunto por qué no le gustará eso de jefe, con lo bien que suena. Además, es una ventaja para él, porque si eres jefe, cuando algo sale mal puedes echar las culpas a los de abajo, o sea, a los pobres currantes; pero si vas de socio... pues te comes tú todo el marrón, pero bueno, yo ahí no me meto. Claro que, a mi esto de socios... como que me suena muy mal, no por ná, pero es que yo no he puesto ni capital ni cabeza, así que... no lo acabo de pillar. Eso sí, me siento hasta importante y todo. Me preguntan mis compañeros de la facultad que a qué me dedico y con mi gran sonrisa profident suelto un "nada, poca cosa, tengo un socio y nos dedicamos a traducir libros. Bueno, en realidad yo los traduzco y mi socio me pone pegas, pero c'èst la vie!" Y ya cuando me dijo lo de relaciones internacionales... vamos, fiestón por todo lo alto con canapés de gambas y salmón y cava para brindar (cava, cava, que es catalán y estos detalles le gustan, que lo sé yo). En resumen, que él debe de ser el socio capitalista , porque está claro que yo no lo soy, y yo la que pone las ideas (pocas, muy pocas); vamos, que con su dinero y mi cabeza vamos a montar un emporio que va a flipar Amancio Ortega con su Grupo Inditex de mierda!

Lo malo es que tenemos un problema. Y es que a mi nunca se me dio bien decir lo que no pienso, sino más bien al contrario; es decir, que digo lo que pienso sin pensarlo. Esta boquita mía, que me pierde, con lo guapa que estoy calladita...Y luego no me queda más remedio que apechugar con las consecuencias. Además a cabezona y cazurra no me gana "naide", por tanto me mantengo en mis trece aunque yo vea que mi blanco no es blanco sino verde. No me quedará otra solución que alegar locura transitoria y esperar a ver si cuela y me absuelven de mis delitos (véase: delito por injurias y calumnias y delito de ironía aguda). Señor juez, mire usté, que yo no sé lo que me pasó, de repente lo vi tó negro y mis manos actuaban por mí, como si yo no fuera yo.

A ver si con suerte el delito proscribe y puedo rehacer mi vida con total normalidad, que esa condena va a pesar en mi toda la vida (o al menos mientras no demos por zanjado el asunto). Como decía la canción super éxito del verano "... perrrrrdóname, yo no sabía lo que hacía; perrrrrrdóname, la culpa ha sido sólo mía; perrrrdóname, yo sé que en todo te fallé; perrrrrdóname, creí que el mundo iba al revés; perrdóname, la vida ya me ha dado un palo, estoy desnudo y desangrado, te juro que no volveré a meter el pie, mi amor perrrrdóname..." (cortesía del chico con cara de oriental que asegura que Teruel existe).

Ahora en serio, que esto no es serio. Que mi curro no es una mierda (al menos no muy grande), y que mi jefe no es un déspota sin sentimientos que abusa de mí y de mi buena voluntad, sino un buen tío con una paciencia inmensa con el que estoy aprendiendo que Walt Disney no está congelado, como dice la leyenda popular y que, tal y como cantaba Pink no hace mucho "God is a Dj".

Pues eso, fe de erratas: en el post titulado "Quien da la vez" aparecen una serie de errores que iré corrigiendo a medida que se me ocurra la forma de hacerlo, sin dejar de ser tan incisiva como siempre pero suavizando la imagen de malo malote malisísisisimo del jefe.


-Jefe, me perdonas ya o sigo diciendo chorradas como si supiera lo que digo? Es que lo mío es dar caña, no la pastelada tipo "Sensación de vivir". Prometo no meteme más contigo, pero por favor, DESCONGÉLAME EL SUELDO!!! :P-.

martes, 21 de febrero de 2006

A fuego lento


Las nueces... dónde he puesto las nueces... la carne ya está casi en su punto... ¿dónde dejé las nueces? Esto antes no me pasaba, antes sabía exactamente dónde estaba cada cosa, cada utensilio, cada especia, pero ahora... Así enamoré a Aurelio, hace ya cincuenta y tres años. Cuando probó el solomillo me pidió que me casara con él. Y es que antes hacíamos las cosas así, serias, no como ahora que se juntan y se separan de la noche a la mañana pero claro, es que ahora... ¡La pasta! Al dente, 8 minutos y lista, que no nos gusta que esté demasiado hecha. Ahora que cada vez me cuesta más recordar dónde he puesto las llaves o dónde guardé los zapatos marrones... La pasaré por el grifo, un chorro de agua fría siempre le va bien a la pasta, y así no se apelmaza. Y la salsa de las kokotxas reduciendo, a fuego lento, como el amor, que se prepara sin prisas, sin descuidos, probando de vez en cuando por si falta sal o sobra perejil. Le faltan un par de minutos y un toque de picante, como le gusta a Aurelio. Mi Aurelio, tan dulce, tan atento, tan discreto... aún con sus años, su barriga y su calva sigue logrando que se me encoja el estómago, como cuando una prueba un soufflé de queso, esponjoso, que poco a poco se va deshaciendo en la boca. Pero se me va la cabeza... y el solomillo ya está, al punto, dorado por fuera, tierno por dentro, rosado pero que no sangre. Que no sangre que ya bastante sangra el alma. He de poner la crema de leche a calentar, con un poco de pimienta, blanca, para darle ese toque de olor que te entra por la nariz y hace que se te abra el apetito, una pizca de sal. ¡Las nueces! Ya recuerdo, las está abriendo Aurelio, siempre le gustó ayudarme, aunque sólo fuera con pequeños detalles, como cuando decidió que él llevaría la sombrilla y las toallas y los cubos y palas de los niños aquel verano en Benidorm, y el pobre no podía con nada más pero estaba tan feliz... Tengo que meterle prisa, necesito ya las nueces, tengo que pasarlas por el mortero, picarlas pero no deshacerlas, para añadirlas a la crema de leche. Emplataré el solomillo, así no pierdo tiempo, luego sólo tengo que ponerle la salsa de nueces por encima, y además ya vamos a cenar. ¡Aurelio, ve poniendo la mesa! La ensalada de pasta es un invento de mi Paloma, desde que estuvo en Londres es más moderna, y me da recetas nuevas, me las va apuntando en la libreta, esa libreta que ya tiene casi tantos años como yo, con sus hojas amarillentas y toda una vida reflejada en sus líneas. Hoy le he puesto un poco de eneldo y una reducción de vinagre de manzana con unas gotas de salsa picante, que dice Paloma que le da un toque exótico... Tengo que poner las kokotxas en la cazuela, esas se hacen en un minuto, y no se pueden dejar enfriar... El vino está frío ya; un blanco para las kokotxas, creo que es un Ribeiro; el Mauro para el solomillo, a Aurelio siempre le gustó el tinto, yo prefiero el blanco. ¡Aurelio, a cenar! ¿Quieres llevar tú las kokotxas? Ten cuidado, que acabo de quitarlas del fuego, no te quemes. ¿Huele bien? Bueno, ya sabes que siempre me gustó cocinar. La salsa es una receta nueva, la encontré en una de esas revistas de la peluquería mientras me teñía. A ver si te gusta. Y de postre he hecho leche frita, como la que hacía tu madre, Aurelio, en porciones pequeñas que caben en la boca de una vez. No, no me pongas más vino, ya sabes que se me sube muy pronto y me da por reír. Nada, no celebramos nada, Aurelio, no es fiesta, ni es nuestro aniversario, sólo quería decirte lo mucho que te quiero antes de... bueno, ya sabes, antes de que se me olvide hasta quien soy y qué hago aquí, antes de que se me olvide cómo prepararte el solomillo, antes de que mi vida y mis recuerdos se vayan consumiendo... a fuego lento.

martes, 14 de febrero de 2006

Qué bonito es el amor...


14 de febrero, día de los enamorados... qué bonito, qué ideal, cuánto amor por el mundo. El resto del año matamos a las mujeres a palizas, las quemamos vivas, las atropellamos, las humillamos y las maltratamos, pero hoy les regalamos flores y bombones, las sacamos a cenar y les decimos que las queremos.

Feliz Día del Corte Inglés a todos.

viernes, 3 de febrero de 2006

¿Quién da la vez?


El otro día venía en el periódico (Diario de León del día 23 de enero) que en León el número de paradAs con carrera universitaria es tres veces superior al de paradOs. Que las oficinas del INEM se llenan todos los meses de pobres licenciadas en busca de trabajo, que los jóvenes acaban emigrando a otras localidades ante la escasa oferta de empleo con que contamos en este pozo en mitad del Camino de Santiago, que las mujeres son cada vez más numerosas en los estudios universitarios pero sin embargo son las más perjudicadas a la hora de encontrar primer empleo (y quien dice primero, dice segundo, tercero e incluso cuarto), y que según la franja de edad, las mujeres demandan un tipo u otro de trabajo. Verbigracia: entre 18 y 25 solicitan puestos de camareras, dependientas y azafatas; de 25 a 30, se olvidan de lo de ser camareras y azafatas y se conforman con ser dependientas; a partir de los 30 se ofrecen como limpiadoras... "o lo que salga". Qué triste, no? ¿Soy la única a la que este panorama le parece vergonzoso? ¿De qué nos sirve contar con un número tan alto de licenciad@s? ¿Si tenemos a los cerebritos trabajando de barrenderos, policías nacionales y, en el mejor de los casos, como secretari@s, quién está ocupando los puestos que nos corresponden?

Y una no puede dejar de sentirse afortunada cuando, por azar, responden a uno de sus miles de envíos con un CV a todo color, vistoso pero discreto, para ofrecerle trabajo. Un trabajo de mierda, por otra parte, pero trabajo al fin y al cabo. Ni contrato (no, no tengo contrato), ni sueldo digno (mejor no comentarlo), ni Seguridad Social, pero eso sí, es un trabajo. A ver quién me cree cuando diga que mi primer empleo fue como traductora (cosa que no deberían dudar, puesto que soy Licenciada en Traducción e Interpretación, hablo tres idiomas, tengo conocimientos de informática y don de gentes) de un libro que no conocerá nadie. Nótese que Licenciada está escrito con mayúscula, así, bien grande: LICENCIADA. ¿Por qué? Porque me da la gana, porque mi trabajo me costó llegar a serlo como para ahora no presumir de ello. Y porque lo soy. Hace unos años, cuando alguien decía que era licenciado... Otiáaa! Mecá! Fíjateee! Licenciado! O ingeniero. "Uy, el hijo de la Mary, que es ingeniero!" "¿Sí? ¿Ingeniero? Uy, madre, que chico más listo" "Cuidado, dejad paso al Ingeniero" (también con mayúsculas). Y el pobre ingeniero no se comía ni los mocos y acababa cosechando alfalfa con su padre, pero era Ingeniero! Y se lo rifaban los domingos al salir de misa, para invitar al Ingeniero a un vermú con aceitunas, porque codearse con el Ingeniero era palabra de Dios; "Lo ha dicho el Ingeniero" "Ah, vale, siendo asi...". Y ahora, cuando alguien te pregunta tú respondes "Soy traductora e intérprete" y la primera pregunta es "Ah, pero ¿eres actriz? Yo creí que hablabas idiomas"... Y te dan ganas de empezar a acordarte de la madre de quien te pregunta, pero sonríes, y dices que si, que hablas tres idiomas, que no tiene nada que ver con el teatro, que esa es otra interpretación (la que estás haciendo tú en ese preciso momento, que si te vieran los de la academia de cine de Hollywood te daban el Oscar a mejor interpretación y mejor guión original y/o adaptado sin dudarlo). Siguiente pregunta: "Ah, bueno, entonces te lloverán las ofertas para trabajar!" Y tú piensas "Claro, por eso estoy aqui hablando contigo, porque tengo un montón de ofertas encima de la mesa y estoy estudiando cual me convence, porque una lo vale y no se va a ir a cualquier sitio, no te j***". Pero sigues sonriendo, cada vez más incómoda, y respondes que bueno, que el mercado está mal para todos, que no es fácil, que estás buscando.... "Nada, nada, eso es que estás muy contenta en tu casita, con tu madre que te hace la comida todos los días y por eso no te quieres ir. Mucho vicio es lo que tenéis los jóvenes hoy en día, que en mis tiempos nos íbamos a trabajar a las eras 14 horas a pleno sol y no se nos ocurría protestar". Y ahí es cuando se te empieza a inflamar la yugular, la notas latir en el cuello, notas cómo la sangre se te va agolpando por momentos y crees que vas a soltar un chillido en plan comando, pero te muerdes la lengua, cuentas hasta 10 y con la misma sonrisa que se ha instalado en tu boca y parece no querer irse (y menos mal!) dices que bueno, que si, que en casa se está muy bien. Y es cuando se te pasa por la cabeza a la velocidad de la luz un día normal en tu casa: levantarse a las 9, desayuno, ducha, recoger las tazas del desayuno, ver si falta algo en casa, bajar a por el pan, ir a súper, hacer la compra, volver cargada de bolsas para darte cuenta de que te has olvidado de la botella de mistol justo cuando estás abriendo la puerta de casa, dejar las bolsas, volver corriendo a por el mistol, y de paso algo de fruta, poner la comida, poner la lavadora, limpiar el polvo en el salón que está indecente (de dónde sale tanta mierda?), limpiar los baños, ver si hay ropa para planchar (siempre la hay), vigilar que no se torre la comida... y entre pasada de estropajo y peladura de cebolla, intentar traducir un texto sobre criogenización y tratar de que tenga algún sentido, preparar las oposiciones, hacer las prácticas del CAP y tener todo listo para las 3, hora de comer, café y sobremesa, fregar los platos, barrer el suelo de la cocina (mañana sin pan, que me lo llenáis todo de migas). 10 minutos de reposo (el tiempo justo para que la crema hidratante haga algo de efecto y no me salgan escamas en las manos) y de vuelta a mi texto sobre criogenización, tres horas después ponte el chándal (moníiiisima) y vete a sudar un rato al gimnasio (media hora de cinta, 10 minutos de bici, 10 de step y 20 de máquinas), regreso a casa, una ducha, una cenita ligera, vistete de persona y sal a tomar un café y a jugar un parchís por aquello de tener (algo de) vida social, llega a casa a las 11 y ponte otra vez a traducir (que tienes de plazo hasta el 15 de febrero y tienes que acabar, que lo único que te falta es que no te de tiempo y no te paguen) (bueno, no tienes contrato, no te van a pagar de todas formas) (ya, pero tienes que acabar, que es el primer empleo, hay que quedar bien) (pero si te va a dar igual, si nadie se va a acordar de tí en cuanto lo entregues todo) (bueno, pero yo me quedo más tranquila si lo hago). A las 2 decides que ya está bien, que ya es hora, que te vas a la cama. Y a la mañana siguiente... vuelta a empezar. "Pues sí, señora, efectivamente en casita se está muy bien con mi madre haciéndome todo y yo viviendo del cuento y con muchos vicios, tiene usted toda la razón, si es que estoy muy mal acostumbrada." Y casi te dan ganas de añadir "y me voy a ir yendo, porque dentro de media hora mi madre me rasca la espalda y me da un masaje en los pies" pero te disculpas diciendo que tienes prisa, que ha sido un placer, que recuerdos a la familia, y ella te responde que "a ver si nos vemos otro día con más tiempo, dale recuerdos a tu madre... ¡y échale una mano en casa, mujer!".

Te vas alejando del lugar de los hechos mientras piensas que eres una super-mujer. No por todo lo que haces a lo largo del día (al fin y al cabo es nuestro destino mientras vosotros, hombres de poca fé y menos maña, no pongáis algo de vuestra parte), sino porque has conseguido no mandar a la paisana a la mierda y no perder la sonrisa, incluso puede que llegue a casa y le diga a su marido que "qué educada es la chica de los del 5º, Mariano, no veas qué educada, y qué formal!".

Resumiendo, que la máxima de "el que no trabaja es porque no quiere" se la podían meter algunos por donde les quepa, que ganas tenemos, e ilusión, de momento, también; pero si nadie nos da la oportunidad de demostrarlo no nos sirve de nada. Por cierto, voy a ver si no se me han quemado las patatas con carne, que parece que me huele, y de paso a traducir un poco, que esta vida tan reposada está haciendo estragos en mi ánimo.

martes, 31 de enero de 2006

En blanco

Por alguna extraña razón, las musas de la inspiración se niegan a hacerme compañía estos últimos días. Será la sequía. O será que tengo tantas cosas en la cabeza que ya no cabe nada más. Ya se sabe que quien mucho abarca... pero no quiero dejar de escribir, porque si lo dejo una semana, la siguiente también lo haré, y la otra, y la otra... y al final se convertirá en rutina y cada vez me dará más pereza ponerme, hasta que llegue un día en que ni me acuerde.
Aunque bueno, no creo que sea tan grave, incluso García Márquez está de año sabático!

Una se va haciendo mayor y cada vez cuesta más hilar palabras y construir frases (¿alzheimer?), pero a cambio, mi vida social se intensifica por momentos. Y eso significa... ¡un nuevo Porsche en el horizonte! Al final me voy a acostumbrar y no se si eso será bueno. "Morrito fino, delicada, especialita la niña, señorita, pija"... me llueven los calificativos (muchos de ellos en casa), pero qué le voy a hacer si me gusta lo bueno y lo caro?! No es culpa mía, sino del mundo, que no me permite acceder a todo lo que quiero, aunque me va poniendo los dientes largos con pequeñas muestras al alcance de la mano que duran "lo que duran dos peces de hielo en un whisky en the rocks". Pero bueno, eso de ir de tiendas por la zona VIP, pensar por unas horas que eres otra y que eres "super-mega-ideal-de-la-muerte", que te puedes permitir pasear por Cartier como quien va al súper a por medio kilo de carne picada y tres de naranjas, andar por entre chaquetas de Chanel y zapatos de Manolo Blahnik, probarse todas las gafas de Dior, Armani y D&G y volver a casa con las manos vacías, una angustia en el corazón y eso sí, la satisfacción de haber jugado por unas horas a despistar a la realidad, esa tan cruda que te persigue desde que amanece hasta que te acuestas.

Creo que podría llegar a acostumbrarme a esa vida. Aunque será difícil... Y no porque no me guste (que me gusta), sino porque yo ya estoy mayor para aprender a comportarme en sociedad; y después de que me hayan llamado comunista, como que no me pega eso de volverme pija ahora. Aunque bien pensado, no me importaría saber que se siente pudiendo tirar de visa oro y saqueando tiendas, o conduciendo un buen cochazo sin importarme que lo rasque alguno al aparcar al lado, o pidiendo un buen vino por placer, sólo por darme el gusto de saborearlo, o comer como un marqués (o marquesa, cuidado con la paridad, que nos empapelan por menos de nada) en un buen restaurante, o largándome tres días a la playa porque me apetece sentir la brisa marina. Claro, que eso también tiene sus inconvenientes. Me explico: eso de ser rico implica que uno ha de ser fino y comportarse correctamente en cualquier momento y situación... y servidora no vale para esas cosas, porque una nació bruta y bruta morirá. Y emulando a Julia Roberts en Pretty Woman, no podría decir que la emoción me embriaga, sino que a poco me meo en las bragas. (perdón por la expresión). ¿Solución? Educación especial para adaptarme al mundillo de la farándula cuanto antes. Si en una película convertían a una cigarrera en duquesa
... ¿qué no harán conmigo, que al menos tengo conciencia? Eso sí, paciencia, que la niña salió lentita para esto de aprender.

Definitivamente me voy a buscar un novio de familia bien, con posibles, vamos, lo que viene a ser "un buen partido" que me saque de paseo, me lleve a fiestas, me trate como una reina y además me permita darme caprichitos de vez en cuando. Que no le de vergüenza presentarme en sociedad, ni a su familia, que tenga muuuuuucha paciencia hasta que me adapte al estatus de VIP, que no se enfade cuando se me escape algún vocablo de los del pueblo... pero sobre todo... ¡¡QUE TENGA UN COCHAZO!! (y que me deje conducirlo, claro).


(Sirva como oda a los Porsches, que últimamente me persiguen... y lo peor es que me gusta!)

miércoles, 25 de enero de 2006

Veintitantos...


Veintitantos... qué mal suenan. Hasta los 20 eres un yogurín; de los 20 a los 25 estás en la mejor edad; pero a partir de los 26... "uy! A partir de ahora ya van todos seguidos, estos ya no te das cuenta de cómo pasan, ya verás, ya!".

Cumples veintitantos y te empiezas a sentir inseguro, y te preguntas dónde estarás dentro de un par de años... pero luego te asustas porque te das cuenta de que ni siquiera sabes dónde estás ahora.
Te das cuenta de que hay un montón de cosas de tí mismo que no sabías... y que tal vez no te gustan. Empiezas a ver que tu círculo de amigos es más reducido que hace unos años. Y que cada vez es más difícil ver a los amigos y coordinar horarios, por distintas razones: trabajo, estudios, pareja... y cada vez disfrutas más de esa cervecita que sirve de excusa para charlar un rato.

Miras tu trabajo y piensas que no se parece ni por asomo a lo que tu querías. O quizás estás buscando trabajo y crees que tienes que empezar desde abajo para poder llegar a algo... y eso te da un poco de miedo. Y echas de menos la comodidad de la escuela, del instituto, de la universidad... de los grupos, de tratar siempre con la misma gente. Cada día es un nuevo comienzo.

Las multitudes ya no son tan divertidas, incluso te incomodan un poco. Tratas de entender a los que te rodean... y tratas de entenderte a tí mismo, de saber lo que quieres y lo que no. Ríes con más ganas y lloras con menos lágrimas... y más dolor.

A veces te sientes genial, invencible, y otras... otras sólo tienes miedo y estás confuso.

Y un día te sorprendes intentando aferrarte al pasado, pero te das cuenta de que el pasado cada vez está más lejos y no hay otra opción que seguir avanzando.
Te rompen el corazón y te preguntas cómo esa persona a quien tanto amaste pudo hacerte tanto daño; o tal vez te acuestas por las noches y te preguntas porqué no puedes conocer a alguien lo suficientemente interesante como para querer conocerle mejor. Y parece que todos los que conoces ya llevan años de novios y empiezan a casarse.
Quizás tú también amaste o amas a alguien pero no sabes si estás preparado para comprometerte.

Sientes las mismas emociones y preguntas una y otra vez; y hablas con los amigos de los mismos temas porque no acabas de decidirte. Te preocupas por el futuro, por los préstamos, las hipotecas, la nómina... y por hacer una vida para tí.

Salir tres veces por semana ya no es tan genial y se convierte en agotador, y supone mucho para tu pequeño bolsillo...

Y todos insisten en que es la mejor época de la vida, que no podemos desaprovecharla por culpa de los miedos.
Dicen que esto son los cimientos del futuro.

Parece que fue ayer cuando tenías 18... y mañana ya tendré 30!? ¿Así de rápido?

¿Entonces se me ha olvidado vivir? ¿O en esto consiste la vida?


(A Crisisant, lo prometido es deuda)

viernes, 13 de enero de 2006

Manual de ligoteo para dummies




Hacía tiempo que no me reía tanto. Será que ya he perdido la costumbre de ligar los sábados por la noche (y quien dice sábados dice jueves, viernes... e incluso martes, que también se puede), pero esto barrunta desastre. Seguro que entre mis lectoras hay alguna que ha tenido que someterse a la tortura de aguantar a un tío pesado intentando ligar toda una noche, con lo cual te acaban amargando las copas, las horas no pasan y, lo que es peor, el tío este no tiene intención aparente de desaparecer del horizonte en las próximas 4 horas. Conclusión: mejor me voy a mi casa y a este que le aguante su madre, si puede. Aunque lo mejor del caso no es eso, sino que todas tus amigas empiezan por reirse mientras piensan "jeje, que putada" pero poco a poco su cara va cambiando hasta reflejar una especie de "mira, o te lías ya con él y os largáis los dos, o le das una patada en la entrepierna y que se esfume".

A todo esto, el sujeto en cuestión te ha hablado ya de sus colegas ("los mejores colegas del mundo, tía, te lo juro"), de su trabajo ("una mierda, tía, en serio, sabes?"), de su coche ("16 válvulas, 40 cilindros, un TDI cupra, tía, una pasta"), de los Andy&Lucas ("deja de llooraaaaaaar, y sécateeesaslágrimillas de cristaaaaal...."), te ha regado la cara con salpicaduras de su DYC-cola y una de sus manos se balancea sospechosamente entre tu espalda y tus caderas, vamos que te tiene más sobada que el pan bregao. Por más que intentas escaquearte, siempre vuelve a aparecer, un poco más pesado, un poco más borracho y un poco más a saco. Y una ya no sabe si largarse a otro bar para que la deje en paz, si ir al baño y hacerse fuerte en él a modo de trinchera, o pasar de él directamente. No obstante, esta última opción es peligrosa, porque justo en el momento en que decides que te diga lo que te diga no piensas responder ni mirarle a la cara, ni tan siquiera molestarte en tratar de descifrar ese lenguaje rudimentario que escupen sus labios, justo entonces aparece la manada de amigos que van al ataque, misión: acoso y derribo. Uno te dice lo buen tío que es su colega ("no le ves, tía, que cara de bueno tiene?"), y otro se te acerca por el otro lado y te suelta eso de "que sí, tía, que mi colega es legal, que no veas que coche tiene...". Total, que te hablan todos a la vez y al final acabas por decirles a todos que sí, que muy majos, que el amigo es muy majo, pero que no te pone. Y ahí... la cagaste. Ahí es donde lo estropeas todo. Porque en el mejor de los casos, los amigos le dicen que no te gusta y le instan a enseñar los abominables (no, no es una errata, has leído bien, abominables), y el chico se anima y te hace una especie de baile a lo 9 semanas y media... que deja mucho que desear y sobre todo, hace que sientas vergüenza, propia y ajena. Propia por el corro que se ha formado a tu alrededor de gente que no sabe si reirse del sujeto o darte el pésame por el bochorno. Y ajena porque piensas en ese pobre chico cuando vuelva por el bar el próximo sábado y las camareras empiecen a sonreir nada más verle aparecer por la puerta.

Resumiendo, que hay mucho inconsciente suelto por estos mundos de Dios y no están las cosas como para hacer el ganso. Para todos aquellos que se sientan identificados con uno o más de los rasgos descritos con anterioridad, ahí van unos pequeños consejitos (desde el corazón y con la intención de que el ritual del flirteo nocturno mejore notablemente):

- A las chicas nos gusta que nos traten con cariño, con apelativos del tipo "princesa", "preciosa", "guapa", "niña"; no nos gusta que nos empalaguéis con dosis extras de azúcar del tipo "caramelito, bombón, diosa de ébano, etc."
- Nos gusta que nos habléis de que vivís solos; no nos gusta que nos detalléis las bolas estilo western que aparecen al abrir la puerta del baño.
- Nos gusta que nos digaís que tenéis coche propio; no nos gusta que nos detalléis lo que ha costado tunearlo, o los cilindros, porque, sinceramente, no entendemos nada.
- Nos gusta que nos invitéis a una copa, o dos; no nos gusta que tratéis de utilizar las dosis etílicas para emborracharnos y abusar de nosotras.

- Nos gusta que tengáis un trabajo estable; no nos gusta que nos déis el número exacto de cabezas de ganado que poseéis, ni la extensión de vuestros terrenos.
- Nos gusta que seáis sensibles, que tengáis corazoncito; no nos gusta que nos contéis todas las putadas que os hizo la ex, sobre todo si aún estáis enamorados de ella.
- Nos gusta que tangáis solvencia económica; no nos gusta que presumais de que los levi's que lleváis os han costado 30 dólares americanos y los comprásteis en una boutique en un viaje reciente a San Francisco para pasar la nochevieja, simplemente porque el plan de los amigos este año no va con vuestro karma.
- Nos gusta que tengáis sentido del humor; no nos gusta que repitáis durante 4 horas la perfecta imitación de Chiquito de la calzada.
- Nos gusta que seáis elegantes y bien parecidos; no nos gusta que parezcáis recién salidos de una revista de moda de Milán, estilo pasión de gavilanes.
- Nos gusta que toméis la iniciativa de forma sutil; no nos gusta que utilicéis el brazo que so sobra de sujetar la copa para rodearnos la cintura y refregarnos contra la cebolleta (no nos gusta nada).
- Nos gusta que nos saquéis a bailar una rumbita por aquello de romper el hielo; no nos gusta que os empeñéis en hacernos bailar al ritmo del techno una especie de pasodoble a lo "Paquito el chocolatero".
- Nos gusta que nos comáis la oreja (en sentido literal y metafórico); no nos gusta (nada) que nos metáis la lengua por el oído hasta casi tocarnos el cerebelo, y mucho menos que nos sorprendáis con un piropo del estilo de "tienes unos ojos que te comía tó el bacalao".
- Nos gusta que nos encontréis parecidos con alguien; no nos gusta que nos digáis "te pareces a la Angelina Jolie esa" mientras nos miráis el escote. Aunque os cueste creerlo, tenemos los ojos situados unos 30 centímetros más arriba.
- Nos gusta que nos reguéis el ego con frases ingeniosas como "bonitas piernas..."; no nos gusta que la frase termine con un "... a qué hora abren?".
- Nos gusta que nos acompañéis a casa para evitar que nos pase algo por el camino; no nos gusta que al llegar al portal insistáis en comprobar in-situ que las llaves que tenemos abren efectivamente la cerradura de nuestra casa. Ya no digamos nada de comprobar si debajo de la cama hay algún psicópata depravado.
- Nos gusta que nos digáis los bien que nos sienta una camiseta o unos vaqueros; no nos gusta que luego nos preguntéis si debajo llevamos braguitas o tanga... y mucho menos que preguntéis de qué color!
- Nos gusta que tanteéis el terreno; no nos gusta que a los dos minutos de entablar una conversación los prefuntéis si tomamos la píldora.
- Nos gusta que tengáis tema de que hablar; no nos gusta que la conversación se limite a "he bebido un poco pero controlo, tú tranquila, cariño". (¿Cariño? ¿Acaso hemos intimado lo suficiente como para que me digas eso?).


Lo dicho, que hacía tiempo que no me reía tanto. Por cierto, hoy el mérito no es sólo mío; la parte de inspiración se la debo a mi muso (Bigotes), que fué quien me propuso escribir sobre esto, pero la forma se la he dado gracias a las colaboraciones desinteresadas de algunos sujetos que donaron su saber y sensibilidad para tan alto fin. Y como siempre, hay excepciones; pero esas me las guardo para otro día...

domingo, 8 de enero de 2006

Carta a los Reyes Magos (II)

Después de la resaca de las fiestas, del champán de nochevieja y la sidra de la noche de reyes; después del atracón de turrón, polvorones y mazapán; después de salir dos o tres noches por semana y llegar a casa de día con los churros para el desayuno y el pan para comer; después de los regalos y las compras aceleradas a última hora... llegó por fín la cuesta de enero.

Aún no he visitado la báscula, pero me parece que dejaré que pasen un par de semanas antes de hacerle una visita y que me sorprenda con un número mágico (que no es el 69). Por fín se acabaron las Navidades, y menos mal, porque esto no hay quien lo aguante. Ahora llega el momento de tomarse en serio los propósitos que hicimos hace casi un mes (sí, esos de dejar de fumar, ponerse a régimen, ir al gimnasio, ser buenos, etc.).

Estos días he tenido tiempo de pensar un poco y he decidido que ya sé que quiero para mi cumpleaños, y aviso con tiempo para que vayáis ahorrando: UN PORSCHE! Sí, un Porsche, pero de los de verdad. Es que desde que probé el de Rafa (Rafa, me has hecho mujer...) ya no quiero otro, me gusta, y quiero uno. Vamos, que uno se siente importante dentro de un coche como ese, parece que tienes perras, y por la autovía te miran los demás conductores con cara de "Jooder! Vaya buga! Y yo con esta chatarra... Que hijodep*** el tío, mira que coche lleva". Y aunque vayas de copiloto te da lo mismo, te sientes importante también. Las demás te miran con cara de "Claro, guapa, teniendo ese coche mi novio yo también sonreiría" y es cuando aprovechas para enseñar todos los dientes, como la Pantoja, y decir "Qué, te gusta, eh? Yo lo ví antes, una lástima, sigue probando que igual a la próxima tienes suerte".

En fín, que quiero un Porsche. Así que queridos reyes magos de oriente, si leeis esto, ya sabéis qué tenéis que traerme el próximo año (porque me da a mi en la nariz, no se por qué, que no me lo vais a regalar para mi cumple), dejáos de pijamas de ovejitas y perfumes y estiráos un poco, que me portaré bien.