sábado, 4 de agosto de 2007

Lo que faltaba

Hacía ya muchos días que no pasaba por aquí para dejar testimonio de lo que va sucediendo a mi alrededor. Aunque para ser sincera tengo que decir que no lo hacía por falta de temas que comentar; sin embargo eso ha cambiado. En realidad, para contar a última, debería empezar por el principio, es decir, por el final de las clases y el comienzo del verano.


El día 5 de junio examiné a mis chicos de Turismo y me pegué la gran paliza para corregir todos sus exámenes y sacar sus notas en un tiempo record. El caso es que hicimos un trato y mis chicos no lo cumplieron; el trato era que yo les enseñaba sus exámenes antes de la fecha de la revisión y ellos no reclamaban en la revisión. Pero no cumplieron; el dia de la revisión, allí tenía a dos de mis alumnas pidiendo ver su examen. En cualquier caso, yo estaba deseando salir de León, porque me esperaba una nueva aventura en Coruña. Ya tenía trabajo, y casi tenía ya piso. Sólo tuve que buscar un par de días y mi compañero de trabajo Xurxo dijo que tenía una habitación vacía para mí. Así que cargué mis maletas y me asenté en mi nueva casa. La primera impresión fué un poco chocante; un piso increiblemente grande pero increiblemente descuidado. Mi habitación era grande, con el suelo cubierto de moqueta (pensé que eso ya sólo se llevaba en las películas mudas y en UK) al final del pasillo. Descubrí con alegría que había dos baños, así que me autoadjudiqué uno de ellos y empecé a marcar el territorio, dejando el cepillo de dientes y un par de toallas.

Todo parecía funcionar a las mil maravillas; Xurxo es un gran tío con un sentido del humor muy ácido y con un montón de amigos que tiene llaves de casa para poder entrar y salir a cualquier hora, y Aida (su no-novia) es la alegría de la huerta.

La primera dificultad que se me presentó fué descubrir que el inodoro estaba atascado. Eso no habría tenido mayor importancia si no fuera porque una tarde, al volver de la playa, me encontré el pasillo inundado. Cómo me acordé entonces de mi intención de hacerme fontanera, como decía en uno de mis post...! El caso es que con un poco de paciencia y la fregona conseguí deshacerme del agua del pasillo, y después de colocar el cartel de "estropeado" en la tapa me armé de valor y vencí los miedos y temores que me acechaban y atravesé la primera puerta del baño de Xurxo mirando al frente y pensando que mis riñones no podrían aguantar mucho tiempo más antes de explotar; segundo reto: conseguir mear en esa letrina. Haciendo equilibrio y lo más lejos posible de todo contacto físico directo en el señor roca conseguí vaciar mi vejiga. Una vez vencidos mis temores iniciales, y con una buana pasada de lejía, utilizar ese segundo baño fue prueba superada.


La segunda pequeña gran aventura fue el momento pánico que duró sólo un par de minutos tras descubrir que me había quedado encerrada en mi propia habitación. Si, como suena. Ya se que habrá risas y cachondeo, pero fue cierto (aunque aún no se lo había confesado a nadie hasta ahora). Para entender ese incidente, debería decir antes que la mitad de las puertas de esta casa están "aseguradas" con un trozo de cinta aislante y sin pomo, lo que significa que tener un mínimo de intimidad resulta cuando menos complicado. El caso es que cerré mi puerta tras salir de la ducha para poder vestirme y cuando quise salir descubrí que la puerta estaba cerrada y era imposible girar el pomo. "Mierda" pensé, "para una puta puerta con pomo que hay en toda la casa, va el muy perro y se cierra". Para más inri, Xurxo acababa de irse de casa... Mientras me descojonaba yo sola en mi cuarto tratando de buscar la forma de abrir la puerta (situación al más puro estilo Almodovar) pensé que ya no podía pasar nada más. En un intento que creí inútil intenté girar nuevamente el pomo y para mi sorpresa la puerta se abrió.


Hoy, mientras recogía la cocina y trataba de adecentar un poco el piso para recibir a Caracolina y Laurita que vienen a visitarme esta tarde, de dió por limpiar el baño. ¡En qué hora! Por si no tenía bastante, en un alarde de valentía la ducha se me rebeló y decidió lanzarme el grifo del agua fría y un chorro infinito de agua, también fría por supuesto, a la cara. Así que cuando me recuperé del susto inicial, mi primera reacción fue intentar detener la fuga con las manos (siempre me pareció estúpido en las películas, pero lo es mucho más si intentas hacerlo en realidad); después, mientras me calaba hasta los huesos, buscaba con la mirada la llave de paso del agua del baño. Misión imposible; no hay llaves de paso. Aunque eso no lo supe hasta que saqué a Xurxo de la cama. Mientras el chorro de agua era refrenado con la mampara yo me dediqué a buscarlas en vano por toda la casa. Al final me rendí a la evidencia y decidí cerrar la general. Es decir, estoy en casa sin agua, con una fuga en el baño, es sábado y en 7 horas llegan Carolina y Laurita, y aunque parezca increible, lo que más me preocupa no es cuánto pueda cobrar el fontanero 24 horas al que estoy esperando sino cuál será la próxima aventura que me espera en los 6 días que me quedan en Coruña...

Alves, espero que esto cubra tus espectativas, pero al menos como vuelta al blog después del verano no ha estado mal, no?

1 comentario:

kFk dijo...

Cumplidas y más que cumplidas. Ni te imaginas lo que me he podido reir dando imagen a todo lo que contabas. Te veía en cada una de las situaciones a cada cual más estrámbotica.

La verdad es que después del video de superman que vimos... no sé si disfrazarme en tu clase de superhéroe o de super mario bros !!!!!

Besos desde Tenerife wapa ;)